Comer semillas germinadas es comer vida. Es incorporar auténtica energía vital concentrada a todas las células del cuerpo, favoreciendo la salud y alargando la vida. Los germinados son un regalo de la naturaleza que podemos cultivar nosotros mismos, es el alimento vivo mas antiguo.

Al germinar las semillas se convierten en un alimento fácilmente asimilable porque liberan todos sus nutrientes y mejoran el valor nutricional de la propia semilla, de la planta o del fruto a la que hubiera dado lugar. Los brotes (un paso mas a la germinación) son un alimento predigerido, por lo tanto ayudan a su propia digestión. Resultan adecuados para estómagos delicados y permiten al organismo que descanse y se regenere. Se pueden cultivar y conservar fácilmente en casa, por lo tanto son muy económicos, además de tener la seguridad de consumir un producto que no ha sido adulterado ni rociado con insecticidas o fertilizantes químicos. El brote entero puede comerse, incluyendo las raíces y hojas. Son sencillos de preparar, y es mejor consumirlos crudos porque la cocción destruye gran parte de su contenido nutricional. Se comen crudos en ensaladas, cremas, acompañando entrantes, sobre una tosta o formando parte de diversos platos cocinados, en estos se recomienda añadirlos al final para que no pierdan sus propiedades. La semilla tiene como estructura básica el germen o embrión y una reserva nutritiva que lo alimentará para que se convierta en la futura planta, todo ello recubierto de una envoltura protectora que es la cáscara.
Cuando se dan las condiciones necesarias que son agua, humedad y temperatura adecuada comienza… la vida!!
La germinación aumenta muchos de los nutrientes principales de los granos y semillas; es capaz, incluso, de generar elementos naturalmente ausentes en las semillas cuando están en su etapa de letargo. La germinación también puede hacer que estos alimentos sean menos alergénicos para aquéllos con sensibilidad a la proteína de granos, como el gluten.

  • Aumenta la calidad de las proteínas: Las proteínas almacenadas de cereales se convierten en albúminas y globulinas, lo que puede mejorar su calidad y facilitar su absorción. Se genera lisina, un aminoácido ausente en un grano sin germinar. Por eso cuando tomamos un plato de arroz y buscamos obtener proteína completa en la misma comida debemos complementarla con una legumbre si no está germinado.
  • Más fibra. La fibra aumenta al sintetizarse los carbohidratos.
  • Ácidos grasos esenciales. Los ácidos grasos esenciales son grasas que el cuerpo necesita para diferentes procesos y no puede sintetizar por sí mismo, por lo que deben provenir de la alimentación. La germinación genera la creación de los mismos.
  • Más vitaminas. Aumento de, vitaminas del complejo B, E (alfa tocoferol), y A (beta caroteno, un antioxidante). En la germinación de las lentejas puede aumentar hasta un 300% la cantidad de vitamina C por lo que la asimilación del hierro de la misma será mucho mejor.
  • Más biodisponibilidad de minerales. La quelación es un proceso natural en el que un mineral se une a una molécula orgánica que permite su absorción. Cuando una semilla germina, sus minerales son quelados o se enlazan a las proteínas, lo que aumenta su función.

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